Noche de ronda
Un cliente de un bar se autodefine ante la dueña como un contador de historias y como su ladrón, pues en efecto, se dedica a recopilar historias que escucha a escondidas en los cafés que visita. En esta ocasión, la dama se interesa excesivamente tanto por el método como por su creador, por lo que se establece una relación que se entrecruzará con algunos de los relatos hurtados.