Una creación del Señor
En Baltimore, en los años 40, el cardiólogo Alfred Blalock y su ayudante Vivien Thomas trabajaban para encontrar una técnica revolucionaria que garantizaría el éxito de las operaciones de corazón. A pesar de ser colegas, pertenecían a mundos muy distintos: Blalock era blanco y rico, además era el jefe de cirugía del Hospital Johns Hopkins; Thomas, en cambio, era un hábil técnico de laboratorio, afroamericano, pobre y sin título universitario, pero talentoso mecánico y fabricante de herramientas. Mientras estos hombres abrían nuevos y espectaculares caminos en el campo de la medicina, derivando en la invención del bypass, las presiones sociales amenazaban con destruir tanto su trabajo como su amistad.