Ay, amor, cómo me has puesto
El repartidor de pan Tin Tan, que vive en una vecindad con su compañero de trabajo, el enano y mujeriego Pepito, es muy aficionado al deporte y nunca les ha hecho caso a las mujeres. Sin embargo, al caer de la bicicleta con que hace sus tareas, provoca que la joven Margarita, hija del rico Don Manuel, resulte accidentada. El hombre va a ver a la herida, que, según el Dr. Esteban, no tiene otra cosa que un mortal aburrimiento.