El barrendero
Napoleón, un honesto barrendero público, se convierte en el único testigo del robo de un valioso cuadro, ya que los rateros, al verse perseguidos por la policía, esconden la pintura en un cubo de basura que nuestro héroe debe recoger. El lío comienza para el protagonista cuando es acechado por los bandidos que intentan averiguar a toda costa dónde se encuentra el famoso lienzo, obligándole a decir el paradero del mismo. Pero aquí no terminan las peripecias, ya que al ser asesinado el anticuario, las sospechas recaen sobre el inocente trabajador.