La casa del lago
Una doctora solitaria y un arquitecto se enamoran platónicamente escribiéndose cartas a través de un correo que, misteriosamente, une el tiempo pasado con el presente. Ella decide, de repente, mudarse: abandona Illinois para trabajar en un importante hospital de Chicago. Lo único que lamenta es abandonar la hermosa y original casa con vistas al lago en la que vivía. Antes de irse, deja una nota en el buzón dirigida al próximo inquilino, pidiéndole que le envíe el mensaje a su nueva dirección y explicándole que las extrañas huellas de patas que hay en la puerta de entrada, ya estaban allí cuando ella se instaló en la vivienda. Pero cuando el ocupante llega, lo que ve es una residencia muy desamparada: polvorienta, sucia y con el jardín invadido por la maleza.