Sin escape alguno
El Secretario de Defensa David Brice mata a su amante en un ataque de furia. Para encubrir el escándalo, su ayudante más leal inventa a un asesino ficticio, de perfil seductor, y contrata al comandante de marina Tom Farrell para que lo encuentre. Por una casualidad, resulta que Farrell tenía un fuerte vínculo con la víctima. Todas las pistas que le han dado y le han encargado descubrir lo apuntarán a si mismo como el responsable del crimen. Ahora deberá emprender una lucha contra reloj para salvar su propio pellejo.