Como si fuera cierto
David alquila un departamento en San Francisco y lo que menos espera es compartirlo. Hasta que aparece Elizabeth, una guapa joven reclamando que el lugar es suyo. Mientras aclaran la situación, su relación poco a poco comienza a convertirse en un romance. Pero Elizabeth aparece, desaparece, atraviesa paredes y sólo él puede verla.