El vizconde de Montecristo
Por ser empleado del banco, la hija del gerente desprecia, al grado de humillar, al pobre Tin Tan que está enamorado de ella. El funcionario comete un fraude, pero culpan al desdichado de ello y lo mandan a prisión. En la frialdad de la celda conoce a un anciano que le hereda un botín. Una vez libre, Tin Tan es millonario y además, vizconde. El dinero y su título nobiliario le permiten comprar su antiguo lugar de trabajo y planea su revancha.