El coronel no tiene quien le escriba
Al Coronel le prometieron una pensión, que espera inútilmente desde hace muchos años. Todos los viernes, trajeado y solemne, se para ante el muelle aguardando la carta que anuncie la concesión de su remuneración. Todos en el pueblo saben que esa acción es en vano, su mujer también está al tanto, ella lo mira prepararse ante el espejo para recoger el anuncio que nunca llegará, pero el hombre prefiere cerrar los ojos ante la evidencia y se aferra a su sueño.