Plaza París
Gloria, negra, habitante de una favela, perseguida por la sombra protectora de un hermano traficante encarcelado y el recuerdo de un padre abusivo, acude a la consulta de Camila, una psicoanalista blanca, de origen portugués, que viaja a Brasil para realizar una investigación sobre violencia en la Universidad del Estado de Rio de Janeiro, donde su paciente trabaja como ascensorista. El silencio de Gloria está deseando confesarse. El silencio familiar de Camila, que le recuerda que la culpa de la muerte de su abuela la tuvo Brasil, permanece acallado por su afán de ayudar a otro cuya realidad cree poder controlar a través del pacto tácito de la distancia clínica.