El mito
Siendo el 221 antes de Cristo, Qin Shihuang, primer Emperador de China, comenzó a edificar una tumba real pese a pretender ser inmortal. Contando con el prodigioso esfuerzo de más de 700.000 obreros forzados, el mausoleo se finalizó en 37 años. La leyenda establece que para asegurar el más absoluto secreto, todos los que trabajaron en el proyecto fueron enterrados en vida junto al Emperador difunto. No hubo supervivientes. A lo largo de los siguientes 2000 años, historiadores y aventureros sin escrúpulos han estado buscando el tesoro real oculto en el interior.