¡Que vivan los muertos!
El exitoso arquitecto Nicolás, casado y con dos hijos, es diagnosticado de una grave enfermedad, lo cual lo anima a disfrutar del tiempo que le queda de vida. Sin embargo, trata de ocultarle a su familia la noticia de su deceso, pero una serie de alusiones y contradicciones lo llevan a confesar su próximo fin. En vista de que sus parientes se alegran por todo lo que les heredará, éste se deprime al darse cuenta y decide darles una lección siendo generoso con las personas que encuentra a su paso, sin saber que ha sido víctima de una confusión.