Déjame vivir
Astrid es una adolescente que vive en California con su madre Ingrid, una bella mujer que se dedica al arte. Aunque nunca conoció a su padre, ambas llevan una vida relativamente perfecta hasta que aparece en sus vidas Barry, del que la mamá se enamorará locamente. Pero un día, Ingrid es acusada de asesinarlo y condenada a cadena perpetua, por lo cual Astrid se ve obligada a ir a casas de acogida y a un centro de menores. Durante años la muchacha experimenta todo tipo de sensaciones: relaciones apasionadas, la religión, el cariño de un hogar, a pesar de todo ese tiempo y de los consejos que recibe sobre no fiarse de nadie ni de nada, se mantiene el contacto con su madre, la cual quiere que su hija sea tal y como es ella, aunque la joven luche por darse cuenta de que ese no es el camino que debe seguir.