Día tras día
El padre José intenta enderezar la vida de los feligreses de la parroquia del Rastro de Madrid, pero entre todos los pintillas del barrio, como Pepe "el limpia", "El tiznao", quienes más le interesan hoy, son dos, Anselmo y Ernesto. Anselmo, con cojera, un pillo que se mete en todo tipo de broncas, aunque con buen corazón y Ernesto, que en cuanto está encerrado en cuatro paredes trabajando, sale huyendo y deja todos los trabajos. Será Luisa, de quien se enamora, quien conseguirá enderezar a Ernesto con la ayuda del padre José.